domingo, 3 de julio de 2011

La cara del dolor, según Leonardo da Vinci

Cuando la cabeza duele, todos los miembros duelen...
Don Quijote de la Mancha, 2ª parte, capítulo II         
Miguel de Cevantes Saavedra                                 

Numerosos historiadores y biógrafos han relacionado en sus trabajos la incidencia de migrañas incapacitantes entre personajes ilustrísimos: Pedro I el Grande, María Tudor, Ulises S. Grant, Edgar Allan Poe, Virginia Wolf, Chopen, Kant o Graham Bell, son sólo una reducida representación de una nómina a la que habría que añadir los millones de anónimos sufridores de este lacerante y afilado mal.

El alumno de Verrochio, el célebre Leonardo (Vinci, 1452 - Amboise, 1519), dio muestras sobradas a lo largo de su vida del interés que siempre sintió por la belleza absoluta y cuyo principal ejemplo fue, siguiendo el ideal renacentista, la consecución del hombre ideal, u Hombre de Vitruvio. Pero no sólo se ocupó de describir el imperio del hombre en el mundo, sino que también se interesó por representar la naturalidad  de los sentimientos.

Esta magnífica cabeza(*), procedente de una de las dos colecciones de Leonardo que fueron propiedad de Pompeo Leoni y que hoy puede admirarse en el British Museum, es un estudio a sanguina de un rostro que acusa los estragos de un dolor identificable con un fuerte episodio de migraña. Los ojos, alineados en un poderoso fruncido, obligan a que la boca se arquee, dejando ambas mandíbulas ligeramente retraídas. Con el esfumado, sfumato, técnica que Leonardo ensayó en la Gioconda y en San Juan Bautista, consigue captar la gravedad de la expresión, conferida por el sufrimiento de una dolencia que no sabemos si el autor padeció en sí mismo o solamente imaginó.

CG

(*) Estudio de expresión. Leonardo da Vinci
Dibujo a sanguina sobre papel. Londres. British Museum.

Música de fondo: Meditación de Thais. Jules Massenet (1842 - 1912).

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