El Sunset Limited es un tren de cercanías del área metropolitana de Nueva York que, a ciento diez kilómetros por hora, pasa por una estación de metro de la calle ciento cincuenta y cinco. Un hombre blanco ha intentando suicidarse al paso del convoy, siendo salvado en última instancia por un hombre negro que lo lleva a su casa. Poco a poco vamos sabiendo que el primero es profesor de universidad y que el segundo, ex convicto de crueles delitos, vive ahora convertido en un convencido militante evangélico. Ese encuentro, azaroso y determinante para la construcción de la historia, es el inicio de una partida de ajedrez en el que las piezas —los trebejos— han sido sustituidos por argumentos.
Cormac McCarthy ya nos tiene acostumbrados a duros y severos planteamientos existenciales e intensos. En La carretera es el planeta el que agoniza y en otras obras (No es país para viejos o Meridiano de sangre), son los malvados los que dominan, los decentes pierden sus batallas y desaparece la esperanza de nuestros horizontes.
Los diálogos que se producen en el deprimente apartamento obedecen a la ley de contrarios: racionalismo contra pensamiento mágico, la precisión de la inteligencia contra la quietud de la bondad sin límite; uno de ellos ha renunciado a cualquier tipo de hallazgo, "la civilización occidental se esfumó finalmente por las chimeneas de Dachau, pero yo estaba demasiado encandilado para verlo", y para el otro, en cambio, toda ocasión es válida para reproducir una réplica de la palabra de Dios. Ambas posiciones, claro está, son el resultado de las vicisitudes individuales y de las necesidades íntimas de cada uno de los dos contrincantes, y ello produce lógicas opuestas; un juego enrevesado y audaz que intenta resolver —o cuando menos entender— el desolado panorama ético y moral al que ha acabado enfrentándose el mundo occidental.
En los discursos de ambos personajes el escritor se asoma, por primera vez, al dilema del suicidio, ese abismo ante el que muchos humanos acaban resolviendo sus contradicciones y desalientos. Probablemente no estemos ante el mejor Cormac McCarthy, pero entre las conviccioness, los enredos y las incertidumbres que revisten el continuo e inquietante diálogo que se producen entre BLANCO y NEGRO, acabamos oyendo, de manera pertinaz, el silencio de Dios.
CG
El Sunset Limited. Cormac McCarthy
Literatura Mondadori. Barcelona, 2012
Música de fondo: Adagio para cuerdas, de Samuel Barber.