El acontecimiento del próximo domingo -victorias y derrotas-, sólo me trae el recuerdo de una película, La noche se mueve (Night moves), interpretada por Gene Hackman en el papel de Harry Moseby, un detective en la tradición de Sam Spade o Philip Marlowe, moviéndose en tramas ocultas entre la estereotipada Hollywood y los ambientes sórdidos de Florida. El personaje, un antiguo jugador de futbol americano, descubre en uno de sus callejeos que su mujer -Susan Clark, en el papel de Ellen-, le está engañando. Vuelve a casa con aire vencido. Enciende el televisor y le quita el sonido mientras contempla un partido de rugby. Su mujer vuelve y el comentario que hace sirve para confirmar el engaño. Lo que viene a continuación es uno de los diálogos cinematográficos que, por razones que desconozco, he rememorado continuamente:
Ellen (sin mirarlo): -¿Estás viendo el partido? ¿Quién gana?
Harry (sin apartar la vista del televisor): -¿Ganar? Nunca se gana. Digamos que unos pierden menos que otros.
La derrota. La estética del vencido. El pesimismo vital que tiene tanto predicamento en determinadas personas o grupos humanos. ¿Y si no les faltara razón a quienes preconizan esta actitud, la percepción de vencimiento que de continuo nos persigue? Particularmente, este domingo me identificaré con aquel Harry Moseby: intuyo que no ganará nadie (y menos los votantes). En todo caso, unos perderán menos que otros.
CG
viernes, 25 de mayo de 2007
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