Dicen que Sting lloró cuando la escuchó cantando este Fields of gold. No sé, pero no es difícil dejar que una lágrima -inconfensable y delatora-, busque nuestra mejilla al escuchar esta voz, tan mágica como sorprendente. Hoy ni siquiera hay firma, sólo vale escuchar y guardar silencio.
martes, 10 de noviembre de 2009
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