viernes, 18 de junio de 2010

Saramago y el verbo luar

Hace unos años leí una antología de Saramago en la que venía el poema Luar. A propósito de dicho poema, él mismo preguntaba a los españoles que cómo podíamos vivir sin ese verbo. No puedo dar más datos sobre la antología que he citado al principio porque el ejemplar duerme a estas horas en la Biblioteca Pública de la ciudad donde resido.

Así que me veo obligado a recurrir a mis estanterías -mucho más humildes, pero que me sacarán del apuro-, para este sentido post a la memoria del hombre (el escritor, el civil, el humanista) que siempre ha despertado mi admiración. Hojeo la Poesía completa, de Alfaguara, edición de 2005, y finalmente me quedo con el poema titulado PROGRAMA:

En el esfuerzo de nacer está el final,
en la rabia de crecer se continúa,
en la prueba de vivir aceda la sal,
en la cava del amor resuda y suda.
Remedio, sólo muriendo: buena señal.

Dentro de poco José Saramago, el maestro, descansará en Lisboa, al sur de su Azinhaga natal. Desde allí, en las noches de impávida luna llena, podrá seguir predicando verbos imprescindibles para la vida, resolviendo igualdades que nunca debieron discutirse o vindicando justicias ajenas.

Y ahora,

Cerremos esta puerta.
Lentas, despacio, que nuestras ropas caigan
Como de sí mismos se desnudarían dioses.
Y nosotros lo somos, aunque humanos.








CG