Creo que no hay otro escritor moderno que sea tan visual como Steinbeck: Hedy Lamarr, John Garfield, Spencer Tracy, Henry Fonda, John Carradine, James Dean y Julie Harris, interpretaron en la gran pantalla algunos personajes inolvidables de la historia del cine, basados en novelas y creaciones de dicho novelista. Pero si hay una autora cuyos trabajos hayan alcanzado la categoría de iconos gráficos en el contexto de la Gran Depresión esa es Dorotea Lange, la fotógrafa autora de la portada del libro, la misma que fotografió aquella Madre Inmigrante que lleva décadas simbolizando el desamparo y el desarraigo de las miles de personas que, en aquellos años de acero, poblaban las aldeas, caminos y carreteras estadounidenses.
Propongo un recorrido por la foto de portada de la edición de Alianza Editorial, reimpresión de 2007: los tres planos de la imagen refuerzan la línea de fuga conformada por la carretera. La niña del primer carrito, con la cara vuelta, observa lo que parece ser un pequeño punto kilométrico situado casi al borde del asfalto, distinguiéndose un rostro grácil, que, a su vez, centra el resto de la composición. La otra niña parece que camina descalza, en contraposición con las gruesas y austeras medias de hilo que viste la mujer. Todo es movimiento y decisión, comenzando por la actitud resuelta e inequívoca del padre: austeridad en el vestir, pantalones con vueltas y zapatos polvorientos. La nitidez sobre la escala de grises es total y la horizontalidad del plano queda definida, además de por la regularidad del fondo paisajístico, por la tres cabezas de las figuras de mayor edad, equilibrando la diagonal izquierda-derecha.
Viendo este tipo de fotos es imposible no pensar en Comala, en Macondo, en Yoknapatawpha -incluso en las españolas Región y Mágina-, tierras imaginarias donde paisanaje y paisaje quedan confundidos, imbricados entre sí por una afinidad extrema.
La lectura de Las Uvas..., está significando en estos días un saludable interruptus de otra de mis lecturas estivales: la trilogía Millenium, de Stieg Larsson. A pesar de la sobriedad de la novela, sé que acabaré enamorándome de Tom Joad, del Predicador Jim Casy, de Madre Joad. En esta historia no resulta raro que los protagonistas se coman un conejo casi crudo en medio de un Oklahoma desolado y polvoriento, un espacio y un tiempo donde la palabra Ikea era una entelequia y pronunciar el vocablo Ford era sinónimo de amenaza en forma de tractor. No obstante, ya encontraré razones para acabar amando a estos personajes... Y serán muchas, ya lo creo que sí.
CG
Photographs of Dorothea Lange
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2 comentarios:
Muy agradecida por incluir mi presentación de Dorothea Lange en este espacio. Cuando las fotografías se hicieron públicas pensé que tenia la obligación de aportar mi granito de arena y publicarlas. Muchas gracias, Irene
En este caso el agradecimiento podría ser mutuo. Desde luego ha sido para mi todo un honor que hayas visitado mi blog y que, además, hayas dejado un comentario escrito.
Un cordial saludo,
CG/Pepe Amodeo
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