lunes, 1 de junio de 2009

Junio

Junio, a pesar de tener fonética masculina, suena a diosa. Su sombra suele ser fresca y el verano es una promesa de los cielos que acudirá puntual a su cita. No tiene rigores y nuestro tiempo discurre somnoliento, intuyendo que nos sucederán grandes naderías o pequeños cataclismos. Junio, agrícola y académico, de prolongadas noches de San Juan y de incombustibles días.

Le digo a Pepe Amodeo que encuentre luminosos versos dedicado a Junio de entre nuestros amigos. Y los encuentra, vaya si los encuentra. Una vez más viene de la mano de María Sanz, esa mujer, esa ciudadana del decir poético universal, inconmovible a las modas y a las tribus, ... Ni la soledad ni la independencia son para ella bagajes pesados, ni cargas con las que pasar factura, sino más bien destino y viaje en sí mismos.

JUNIO

Y llegará el verano.

Yo sé que va a llegar,

con su espejismo

de nieve atravesando mis desiertos.

Será un verano umbroso,

con sol agonizante,

cuyos rayos

abrazarán la antigua

figura de quien tuvo

vientos para azotar múltiples alas,

pero que se estremece

al ver su tempestad a ras de tierra.

Verano

más cerca de la vida

que del tiempo.

¿Habrá espigas que doren su llegada?

Maria Sanz

Junio pertenece al poemario Aquí quema la niebla, y fue premio Carmen Conde de Poesía en 1986. Fue editado por la Editorial Torremozas.

CG / Pepe Amodeo

1 comentario:

Pepe Amodeo / CG dijo...

En la imagen, reproducción de Junio en el libro de horas que el duque Jean de Berry encargó a los hermanos Pablo, Juan y Hermán de Limbourg, terminado bastante después de su muerte. El manuscrito se conserva en el Museo Condé de Chantilly.