lunes, 8 de febrero de 2010

Guardar silencio

Cuando se elige el silencio y no se está en una biblioteca, en un templo o en la sala de espera de un hospital, uno se siente locuaz en su hermetismo. Es un derecho mantenerse en silencio. Y ejercerlo. No importa quién nos espere para que oigamos y hablemos, porque la omisión de la palabra no lesiona. Sabemos que en ocasiones el silencio es reactivo, como por ejemplo la renuncia de algún escritor a llevar a cabo su tarea como denuncia ante el horror. O bien por un sentido práctico: De lo que no se puede hablar hay que callar, dice Wittgestein en su Tratado Lógico Filosófico.

Empecé a usar el negro puro como un color de luz y no de oscuridad, dijo Henri Matisse. Peo no necesariamente ha de ser el negro el símil del silencio. Acaso su inverso, el blanco, lo simboliza de forma más expresa. Como los tres Tacets de John Cage en 4’ 33’’...

A Pepe Amodeo le instan en estos días a que hable. Y él ha optado por el silencio. Y yo pienso compartirlo con él. Es un derecho, puede ser pertinente y va a resultar oportuno. No vamos a servir a dioses irredentos, ni esperamos que astro alguno vaya a cambiar de brillo y posición.

Volveremos, y el silencio seguirá siendo el diálogo viviente entre las estrellas, los secretos que los vientos no comparten y la memoria de las estatuas.

Hasta pronto.

CG / Pepe Amodeo

3 comentarios:

Pepe Amodeo / CG dijo...

He encontrado la imagen titulada "Shhhhhhhhsh", de John Pring en el siguiente blog:
NiSu, */Silencio

Una brevísima reflexión sobre el silencio que desde aquí os recomiendo.

Lamiradadelhombre dijo...

Seguimos esperando esa vuelta, ese abandono en la palabra que el silencio, a veces, hace para descansar un instante su soledad.

Un abrazo.

Pepe Amodeo / CG dijo...

Queridos Luis Miguel y María Fernanda:

Gracias por vuestros comentarios, ya sean dentro o fuera de este blog.

Un grandísimo abrazo para los dos.