Con dos años de retraso me hago con la recopilación de Todo Paracuellos, una magnífica idea de la editorial DeBolsillo (Random House Mondadori), que ha recopilado los seis álbumes publicados por Carlos Giménez, entre 1977 y 2003, sobre los hogares de la Obra Nacional de Auxilio Social.
En los años 40 y 50 España no era sólo un lugar feo, feísimo. Era también un lugar terrible. Y el terror lo contaminaba todo: los maestros le pegaban a los alumnos; los cabos le soltaban bofetadas a los reclutas; dentro de las casas, algunos padres golpeaban y humillaban a los hijos. El débil tenía la culpa. ¿Y qué decir de los manicomios o de cualquier internado? En la calle, los niños se apalizaban unos a otros y no era digno de pertenecer a la banda el que se negaba a ir de pedrea contra los que jugaban dos calles más abajo. Son palabras del propio Carlos Giménez para describir parte de la vida de aquella España mezquina y miserable.
Este autor de historietas justifica su obra con la veracidad de las mismas, pero a servidor (así era como a los niños de nuestra época, en aquellos años de hierro, le obligaban a identificarse mientras el profesor pasaba lista), le basta contemplar la mirada de arriba para darle talla sentimental, política y sociológica a estos tebeos, sublimes en sí mismos, hasta alcanzar la categoría de novela visual. Me parece a mí.
Pepe Amodeo
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