martes, 30 de diciembre de 2008

(des)Prestigio del llanto

No todos los días se debe llorar, pero si las lágrimas vertidas huelen a lavanda y ese olor acaba fijándose en la niñez del protagonista, está más que justificado que este detalle, unido a la admiración del padre -distante y sobrecogedor, como casi todos-, sirva de arranque para una novela que contiene infinitas variables: la culpa, la soledad elegida, el desconocimiento del otro, el miedo al compromiso, ... todo ello unido bajo un paraguas narrativo al que, al menos a nosotros, no nos tenía acostumbrados un afamado autor que parecía definitivamente circunscrito al género de la novela negra.

Zapatos italianos, de Henning Mankell, es una sólida novela moral, donde nada se resuelve en este plano. Deberá ser el lector el que acabe odiando -o comprendiendo-, al antihéroe que representa Fredrik Welin, médico desengañado que ha decidido huir de la vida tras un fuerte fracaso profesional. Tras doce años de aislamiento, aparece Harriet en su retiro-isla, una antigua amante que viene a exigirle una promesa hecha en su lejana juventud, irrumpiendo en la vida del personaje un universo femenino con el que ya no contaba, y que lo empujará a expiar la culpa que le corroe.

Las paginas del libro se devoran con avidez, a pesar de la linealidad de las historias que nos va desentrañando: un perro que conduce hasta su dueña, un cartero surrealista que hace de paciente en los lugares más insólitos, niñas rebeldes, a un paso de la delincuencia más feroz, y que no son sino el resultado de los conflictos bélicos que asolan medio mundo, a excepción, claro está, del occidental. Un libro que, en cualquier caso, nos devuelve la creencia en la literatura no militante, y que apuesta por la sugerencia de los valores tradicionales -amor, familia, amistad, compromiso-, que siempre deben ser cultivados y aceptados libremente, pero nunca impuestos.
CG / Pepe Amodeo

Zapatos italianos

Henning Mankell, Tusquets Editores

1 comentario:

Pepe Amodeo / CG dijo...

He apostado por este libro porque me parece uno de los más sugerentes que he leído últimamente.

El paisaje nórdico, desnudo y rudo, evoca a esos seres primarios, supervivientes de un mundo que cada vez se nos vuelve más y más extraño.

Apúnten el título y el autor y háganse un regalo por el nuevo año que entra. No se arrepentirán.

CG