Si sólo lees los libros que lee todo el mundo, sólo podrás pensar como piensa todo el mundo.
Frase de Nagasawa, el amigo dionisíaco de Toru Watanabe, protagonista de Tokio Blues.
Tokio Blues. Haruki Murakami
Tusquets Ediciones. 2005
CG / Pepe Amodeo
Ilustración: Mujer leyendo, Henri Matisse.
Música de fondo: Norwegian wood, The Beatles.
domingo, 15 de enero de 2012
domingo, 1 de enero de 2012
Año Nuevo
Muy de tarde en tarde me dirijo a los libros de poesía que tengo algo olvidados, aquellos que esperan pacientemente —sin queja alguna— a que mis manos abran sus páginas y a que mis ojos se posen sobre sus versos únicos e imperecederos. Por alguna razón que desconozco, en esa hora quimérica y desvaída del amanecer, he recordado un poemario de Juan Lamillar. Tonificado todavía por el calor acumulado durante la noche lo hallo en el estante adecuado: lecciones del tiempo, agendas antiguas, claustros, escrituras y cenizas. Esta vez no lo abro al azar, sino que me voy al índice y busco el poema que me asaltó en la peregrina hora de la aurora…
RETRATO DE SIBILA
Guarda la rama mágica, la puerta de los muertos.
En hojas dispersadas por el tiempo y el aire
traza sus letanías, oscuros vaticinios
misteriosos: “Para morir llegará un Dios
y tengo ya en mis manos la corona de espinas”.
Delfos, Samos o Cumas son patrias de mensajes
perdidos en los siglos, descifrados mañana:
“Un Dios desconocido vendrá para morir.
Pero será inmortal. Ya mis manos paganas
aprietan sigilosas los signos de su muerte”.
Juan Lamillar. Las lecciones del tiempo. Pre-Textos. Valencia, 1998
La leyenda más famosa atribuida a la sibila de Cumes, o Cumas, trataba de los nueve libros proféticos que la adivina quiso vender a Tarquino el Soberbio, el último rey de Roma. Éste se negó a pagar el precio pedido por ser muy elevado. La sibila, ofendida, echó tres volúmenes al fuego, seguidos de otros tres ante la negativa de Tarquino. Finalmente el rey acepta los tres restantes por el precio fijado inicialmente.
Los tres ejemplares fueron custodiados durante siglos en el templo de Júpiter, situado en la colina del Óptimo Máximo (colina Capitolina), donde serían consultados en épocas de emergencia. El futuro del año que hoy empieza, puede muy bien representarse en la sibila de Miguel Ángel —decrépita, bruja y giganta— que lee nuestro porvenir en un libro cuyas páginas, convenientemente, están en blanco… Feliz 2012.
Pepe Amodeo / CG
Ilustración: Sibila de Cumes, hacia 1510. Capilla Sixtina, Roma
Música de fondo: Morning (Peer Gynt), de Edvard Grieg
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